Proteger el planeta, un plato a la vez Ecotown, la empresa que fabrica vajilla biodegradable
La innovadora empresa Ecotown S.A., radicada en el Parque Empresarial Austral, fabrica vajilla de salvado de trigo, con el objetivo de hacerle frente al plástico de un solo uso. Apuntan a producir 2.5 millones de unidades mensuales.
Entre 100 y 1.000 años tarda la vajilla de plástico en degradarse por completo. Y, de hecho, cuando creemos que desapareció, en realidad persisten en el medioambiente los famosos microplásticos y nanoplásticos. Encontrar una solución a este problema grave fue el motor que llevó a Abdón Zavaleta a crear Ecotown, una empresa que fabrica platos, bowls y cubiertos ecológicos.
Los recipientes están hechos de salvado de trigo, un subproducto de la molienda del grano, y son biodegradables. Es decir, se degradan solos a la intemperie en 30 a 45 días. Los cubiertos, por su lado, son de un biopolímero de origen vegetal y son compostables. Esto significa que conviene tratarlos como compost para que se biodegraden más rápidamente.
Hoy, con una máquina en funcionamiento, Ecotown produce alrededor de 80 mil unidades por mes. El objetivo es importar 16 máquinas más entre 2024 y 2025, que en tres turnos produzcan 150 mil unidades por mes cada una. Un volumen de más de 2.5 millones para responder a una demanda creciente de alternativas “verdes” a los plásticos descartables en el rubro gastronómico.
De hecho, la vajilla de Ecotown ya ha sido distribuida en 21 provincias argentinas, en lugares muy variados, desde restaurantes y bares, hasta cervecerías y patios de comida en importantes shoppings.
La historia de Ecotown se remonta al 2018 con una propuesta de casamiento y una “idea loca”.
La semilla del proyecto
La vocación ecológica de Abdón Zavaleta (43 años) es fruto de la crianza de unos padres “ultraverdes”, como él los define, en el pueblito de Bonifacio, provincia de Buenos Aires. “Llevo un estilo de vida sustentable desde que nací. La ropa que uso, los anteojos… para todo lo que hago, primero pienso en el cómo, para generar el menor impacto posible”, cuenta. Instruido en Ciencias Económicas, siempre se consideró un “bicho raro” de las finanzas.
Es lógico, entonces, que en 2018, en el momento de pedirle casamiento a su entonces novia le propusiera que la vajilla del festejo fuese ecológica. Evaluó durante casi un año todas las opciones y tecnologías existentes en el mundo. Así descubrió a la empresa polaca Biotrem y se entusiasmaron con su vajilla sustentable de salvado de trigo, materia prima que abunda en la Argentina.
Empezaron importando platos y bowls. “Con mis socios hicimos un crowdfunding de amigos y familiares, así como algunos inversores ángeles y un grupo que pertenece a Aapresid de la Regional Guaminí-Carhué, para poder importar una gran cantidad de producto y mostrarle al mercado que éramos una solución posible, escalable. Si un producto masivo como este no es escalable, entonces no hay una solución real frente al mercado de los descartables plásticos, que es inmenso”, explica Abdón.
“Sin el apoyo de mis socios, familiares, amigos, inversores, y el trabajo de mi hermano Juan como responsable técnico y de producción, esto no sería posible. También hemos recibido un gran apoyo del sector privado, desde proveedores, hasta clientes y potenciales. El Municipio de Pilar nos ha apoyado cuando desembarcamos en la zona; junto con el Parque Empresarial Austral han hecho que un emprendimiento como el nuestro pueda hacerse realidad”, realza.
La segunda etapa del proyecto comenzó el año pasado, cuando después de superar trabas de todo tipo –una pandemia, para empezar–, importaron la primera máquina para comenzar a fabricar los productos en el Parque Empresarial Austral. Eligieron radicarse en este lugar, ubicado en el corazón del Campus de la Universidad Austral, por las ventajas competitivas que ofrecía, por seguridad y por la imagen corporativa de este “parque boutique”, como lo describe Abdón. Empezar a producir la vajilla localmente no solo repercutió en el precio, haciéndolo mucho más competitivo, sino que redujo su huella de carbono, al dejar de importar los productos en barco.
“El producto es ecológico de punta a punta. A diferencia del papel y el cartón, nuestra vajilla no contiene químicos y no usamos agua en su producción. Por eso, nuestra huella ecológica es muy baja”, agrega Abdón.
Molino Cañuelas es la empresa proveedora del salvado de trigo. El plan de Ecotown es seguir haciendo pruebas con otros residuos gastronómicos y del agro, como cáscara de arroz o de grano de café, entre otras cosas, para darles otra vida.
Un cambio cultural
Aparte de ofrecer una alternativa verde ante el plástico de un solo uso, Ecotown impulsa un cambio de hábitos. Una transformación cultural. “Donde haya un plato de comida descartable, ahí queremos estar”, es el lema de Abdón.
Sus productos tienen muchísimas ventajas frente a un descartable de plástico común. Para empezar, se puede cocinar en los platos y bowls hasta los 180 grados en cualquier tipo de horno y son aptos para el freezer. No es necesario lavarlos, ni separarlos para tirarlos a la basura: se desechan junto a los restos de comida. La estética es otro factor diferencial: no parece vajilla descartable.
Aun así, Zavaleta afirma que “se trabaja todos los días para seguir mejorando el producto y que sea accesible para cualquier persona”. Por ahora, seguirán enfocándose en recipientes y vajilla, aunque no descartan incursionar en otro tipo de productos.
Esperan seguir “contagiando” a más personas y que este nicho en el mercado pronto deje de serlo. Para esto, Abdón sostiene que es clave que la empresa sea rentable. “Cuidar el planeta tiene que generar dinero, para que haya más locos dedicándose a desarrollar soluciones. Nuestra idea es mostrar que se puede generar riqueza en una economía circular, para empezar a dejar atrás la economía lineal de producir, usar y tirar”, concluye.